La Conferencia sobre el Cambio Climático, la COP26, de Glasgow llegaba con muchas esperanzas, pero se acabó, como suele ocurrir en estos casos, con todavía más decepciones. Los cerca de 200 países presentes alargaron un día más la convención, pues el borrador al que se llegó el viernes, día 12 de noviembre, era más que insuficiente, pero el día siguiente la cumbre se cerró sin que se produjeran avances significativos. Los líderes mundiales, dentro, no llegaban a acuerdos vinculantes y, mientras tanto las protestas y reproches, afuera, se incrementaban al igual que lo hacían desde diversos estamentos públicos y privados.
El propio secretario General de la ONU, António Guterres decía que el documento final «refleja los intereses, las contradicciones y el estado de la voluntad política en el mundo actual«. «Es un paso importante pero no es suficiente. Debemos acelerar la acción climática para mantener vivo el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados», dijo António Guterres.
En resumidas cuentas, se mantiene el objetivo de intentar contener el aumento de la temperatura media de la tierra en 1,5 grados, como marca el Acuerdo de París, pero no se llegan a acuerdos vinculantes para lograrlo nisiquiera se marca una hoja de ruta para conseguirlo, en el caso de aquellos países que, efectivamente, se muestren comprometidos en lograrlo, que son los menos.
«Nunca se rindan y sigan empujando hacia adelante»
El propio Guterres, reclamaba, al igual que lo hacen muchas voces ambientalistas y ecologistas, que es el momento de poner fin a las subvenciones a los combustibles fosiles, algo que todavía se da en muchos países, entre ellos España, pero tampoco este compromiso se logró adquirir en esta COP26. Tampoco se lograron otros objetivos como eliminar el carbón, proteger más a las comunidades vulnerables, poner una cifra de financiación para el clima… Decepciones ante las cuales Guterres pedía a los jóvenes y activistas que no se vinieran abajo: «Sé que están decepcionados. Pero el camino del progreso no siempre es una línea recta. A veces hay desvíos. A veces hay zanjas. Pero sé que podemos conseguirlo. Estamos en la lucha de nuestras vidas, y esta lucha debe ganarse. Nunca hay se rindan. Nunca retrocedan. Sigan empujando hacia adelante».
El texto final de la cumbre contiene algunas «peticiones» que no «exigencias» como la reducción progresiva del uso del carbón, o plazos más estrictos para que los gobiernos actualicen sus planes de reducción de emisiones, pero sin determinar qué plazos o en qué condiciones. De hecho, India, uno de los países, junto con China, que más problemas puso para llegar a un acuerdo, consiguió a última hora que la alusión a la «eliminación progresiva» del carbón se convirtiese en la «reducción progresiva» del carbón en el texto final.
Una modificación que llevó al presidente de la COP, Alok Sharma, a pedir disculpas visiblemente emocionado. Él mostró su «profunda decepción» por la maniobra de Delhi, que condicionó un final de cumbre agridulce, y afirmó que el acuerdo es «imperfecto». «Me hubiera gustado que hubiéramos mantenido la mención original al carbón», agregaba, en alusión a esa palabra «eliminación» en vez de «reducción».
Otra cuestión clave en este tipo de cumbres es el dinero que los países ricos deben destinar a los países en desarrollo para apoyarles en esta adaptación o mitigación del impacto del cambio climático. En esta línea, se instó a aumentar los 100.000 millones de dólares al año, lo que significaría doblar en 2025 las cantidades destinadas en 2019.
Acuerdos y ciertos avances en la Cumbre
A pesar de las dudas, la falta de compromisos firmes y de acuerdos a gran escala, la cumbre sí tuvo algunos avances que podrían ser significativos, sobre todo si se cumplen.
Entre ellos están algunos como que los líderes de más de 120 países, que representan alrededor del 90% de los bosques del mundo, se comprometieron a detener e invertir la deforestación para 2030. También que más de 100 países acordaron reducir las emisiones de este gas de efecto invernadero para 2030. O que Estados Unidos y China se comprometieron a impulsar la cooperación climática durante la próxima década.
Reacciones de desánimo de los asistentes a la cumbre
Tras la cumbre, las declaraciones de los asistentes iban de cierto conformismo con ideas que destacaban que era el acuerdo «menos malo posible» a declaraciones mucho más duras, sobre todo procedentes de los países que están más en riesgo antes los efectos del cambio climático. En este sentido, el representante de Maldivas decía: «Es un paso adelante incremental, pero no está en línea con el progreso necesario. Será demasiado tarde para las Maldivas. Este acuerdo no trae esperanza a nuestros corazones«. Mientras que el enviado de Estados Unidos para el clima, John Kerry, dijo que el texto «es una declaración poderosa».
Para Greenpeace «el acuerdo es blando y débil. El objetivo de limitar el calentamiento a 1,5 ºC apenas se mantiene, pero hay una señal sobre el final del carbón».
La activista sueca Greta Thunberg que lidera el movimiento mundial de jóvenes por el clima ha sido la mas lapidaria al calificar al COP 29, de nuevo de simple «bla, bla, bla». Según ella «el verdadero trabajo empieza fuera de estas salas. Y nosotros no abandonaremos nunca, nunca» ha prometido en Twitter.
Para Ecologistas en Acción, la «debilidad» del texto aprobado es uno de sus principales fracasos. «Pierde todo el carácter vinculante que se exigía de este acuerdo. No hay ningún verbo en el texto que genere una vinculación legal, es decir, una obligación de los países a actuar, son todo invitaciones, recomendaciones y ruegos», ahonda su portavoz en Glasgow Irene Rubiera.