Una Evaluación global del metano publicada por la Coalición Clima y Aire Limpio (CCAC) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) muestra que las emisiones de metano causadas por el hombre podrían reducirse hasta 45% en la próxima década. Tales reducciones evitarían casi 0,3°C de calentamiento global para 2045, y contribuirían a cumplir con el objetivo del Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5°C.
Una reducción de 45% de este gas evitaría, además, 260.000 muertes prematuras, 775.000 visitas a los hospitales relacionadas con el asma, 73.000 millones de horas de mano de obra perdidas por calor extremo y 25 millones de toneladas de pérdidas de cultivos al año.
El metano representa casi una quinta parte de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y, ahora que el mundo está actuando para reducir gradualmente los hidrofluorocarbonos a través del Protocolo de Montreal, es el principal contaminante climático de corta duración que debe abordarse para hacer posible la meta de 1,5°C.
Una necesidad urgente de reducción
La necesidad de actuar es urgente. Las emisiones de metano provocadas por el hombre están aumentando más rápido que en cualquier otro momento desde que comenzó a registrarse, en la década de 1980. A pesar de la desaceleración económica inducida por la pandemia de COVID-19 en 2020, que impidió que se alcanzara otro máximo de emisiones de dióxido de carbono (CO2), la cantidad de metano en la atmósfera se disparó a niveles récord según los datos publicados por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA).
La buena noticia es que, a diferencia del CO2, que permanece en la atmósfera durante cientos de años, el metano comienza a descomponerse rápidamente y la mayor parte desaparece al cabo de una década. Esto significa que disminuir las emisiones de metano ahora puede reducir rápidamente la tasa de calentamiento a corto plazo.