Todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcados para 2030 son fundamentales, claves, trascendentales para la vida en el planeta. Pero si hay uno que ahora está más presente que nunca en las conciencias de todo el mundo es el ODS3. Salud y Bienestar. Sí, porque la pandemia de la Covid-19, que tan duramente ha golpeado y sigue golpeando a tantas personas en, prácticamente, todos los rincones de la Tierra, ha evidenciado que si hay algo con lo que no podemos vivir es con ausencia de salud. Y también que muchos sistemas públicos de protección de la sanidad, que se consideraban fuertes y punteros, entre ellos el español, no lo eran tanto y tenían muchas más carencias de lo que aparentaban.

Gozar de buena salud, en todas las fases de nuestra vida, pero especialmente en aquellas más delicadas como la infancia o la vejez, puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte cuando nos enfrentamos a un reto extra como ha supuesto esta lucha contra el coronavirus.

Ahora sabemos que, ante el mismo agente externo o patógeno, los sistemas inmunes reaccionaban de forma diferente según, precisamente, su estado de salud o fortaleza. Al igual que ocurría y sigue ocurriendo con los sistemas sanitarios de protección, prevención y lucha contra esta y otras enfermedades en los diferentes países.

Garantizar una vida sana y promover el bienestar en todas las edades es esencial para el desarrollo sostenible.

El título del ODS3. Salud y Bienestar es, precisamente, garantizar esa vida sana a todas las edades. La propia ONU reconoce que “antes de la pandemia, se consiguieron grandes avances en la mejora de la salud de millones de personas”, pero matiza que “se necesitan más esfuerzos para erradicar por completo una gran variedad de enfermedades y abordar un gran número de problemas de salud, tanto constantes como emergentes”. Y añade que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo señaló las grandes diferencias relativas a las capacidades de los países para lidiar con la crisis de la COVID-19 y recuperarse de ella.

Una mujer inyecta una vacuna a un niño en India. Foto: ONU.

Unas desigualdades que se vieron primero en la capacidad para llevar a cabo tests masivos de detección de la Covid-19, luego en la fortaleza del sistema sanitario, de sus hospitales, sanitarios… para asumir la avalancha de casos de Covid y de ingresos en UCI. Lo cual, precisamente, fue lo que llevó a millones de personas, entre ellos las y los españoles, a tener que enfrentarse a un confinamiento domiciliario durante meses. Y, finalmente, a la capacidad de acceder a las vacunas.

Un problema que continúa muy vigente y que ocasiona que mientras algunos países, como España, ya estén suministrando a algunas personas la tercera dosis, o dosis de refuerzo, en gran parte de África y otros lugares todavía la mayor parte de la población no ha recibido vacuna alguna.

Al parecer, Estados Unidos y Europa, en un acuerdo sin precedentes, han asegurado que van a repartir dosis entre otros países para conseguir la inmunidad de rebaño a nivel global, pero todavía falta mucho para que esto ocurra y, hasta entonces, no podremos decir que la lucha contra la covid-19 haya sido superada.

PMA/Arete/Fredrik Lerneryd Niño con desnutrición en una revisión de rutina en Kalemie, República Democrática del Congo.

Niño con desnutrición en una revisión de rutina en Kalemie, República Democrática del Congo. PMA/Arete/Fredrik Lerneryd

Por otra parte, la Covid-19 no es, ni mucho menos, el único problema sanitario a nivel global o regional. Muchas otras enfermedades, incluso algunas que podrían ser perfectamente erradicadas con la mera voluntad política global, no lo son por falta de medios, por innacción, por falta de coordinación y por muchos otros motivos. Y, precisamente, la Covid-19 ha dejado de lado muchos tratamientos y muchas investigaciones fundamentales para tratar y prevenir otras enfermedades.

Personas en todo el mundo siguen sufriendo problemas de salud y, mientras tanto, no se respalda y se potencia de forma suficiente la investigación, la prevención y la lucha contra gran cantidad de enfermedades.

Algunas de las metas del ODS 3 para 2030

Entre las ambiciosas metas de este ODS3 de cara al año 2030 se encuentran las siguientes:

3.1  Para 2030, reducir la tasa mundial de mortalidad materna a menos de 70 por cada 100.000 nacidos vivos

3.2  Para 2030, poner fin a las muertes evitables de recién nacidos y de niños menores de 5 años, logrando que todos los países intenten reducir la mortalidad neonatal al menos hasta 12 por cada 1.000 nacidos vivos, y la mortalidad de niños menores de 5 años al menos hasta 25 por cada 1.000 nacidos vivos

3.3  Para 2030, poner fin a las epidemias del SIDA, la tuberculosis, la malaria y las enfermedades tropicales desatendidas y combatir la hepatitis, las enfermedades transmitidas por el agua y otras enfermedades transmisibles

3.4  Para 2030, reducir en un tercio la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles mediante la prevención y el tratamiento y promover la salud mental y el bienestar

3.5  Fortalecer la prevención y el tratamiento del abuso de sustancias adictivas, incluido el uso indebido de estupefacientes y el consumo nocivo de alcohol

A continuación adjuntamos un folleto elaborado por la ONU sobre por qué el ODS3 es importante.

Más información en la página web de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Reportajes publicados sobre los ODS

En la web Educación personas adultas y ODS estamos elaborando reportajes sobre cada uno de los 17ODS. Os dejamos aquí los links de los que ya hemos publicado hasta el momento:

ODS1. Fin de la pobreza

ODS2. Hambre cero

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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